Esa misma pregunta me hice yo, allá por el pasado mes de julio cuando recibí la noticia de que mi próximo destino seria el C.E.PER. La Verea. Bueno antes de preguntármelo sentí un cúmulo de emociones; la alegría y el entusiasmo de un nuevo destino y el miedo de no encajar en mi propia tierra (ya saben lo que se dice, no se es profeta en tierra propia). Esto es más personal.
Pero vamos al motivo de este post. Como ya sabrán, un centro de educación permanente tiene como objetivo dar una segunda oportunidad educativa a todas esas personas que, por diferentes motivos, no pudieron disfrutarla en su momento. Es la vía más adecuada para obtener un título oficial (idiomas, secundaria, pruebas de grado medio...) o simplemente saciar la necesidad de adquirir nuevos conocimientos por parte de nuestro alumnado. El saber no ocupa lugar, ni entiende de edades, añadiría yo.
Por ello, por no ser la vía educativa convencional, nuestro centro fue bautizado como la Verea.
La educación obligatoria puede ser comparada como las carreteras o las autovías. Son el camino mas directo, el camino que todo el mundo toma para ir del punto A al punto B.
Pero los amantes de la naturaleza sabemos que las vereas son esos caminos vírgenes, menos mancillados por la humanidad y con más encanto natural. En ellos podemos respirar aire limpio y evitar las aglomeraciones. En una verea, a diferencia de una autovía, todos nuestros sentidos se despiertan y se preparan para percibir la belleza de lo natural.
Por lo tanto, una verea es el camino menos utilizado, el menos tradicional, pero a la vez el más bello para alcanzar nuestros objetivos educativos. Cuando voy a una verea a disfrutar de lo natural, lo hago porque quiero. Cuando nuestros alumn@s vienen al C.E.PER, también lo hacen porque quieres, por el simple gusto de aprender.
Por último. ¿Por qué Verea y no Vereda? Esta respuesta es algo menos filosófica. Todavía no conozco a ningún oscense que pronuncie la palabra Vereda. Aquí se dice Verea, y nosotros, queremos mantener nuestras tradiciones.
